En esta historia fue el príncipe quien dejó a la damisela emproblemada…

En facebook hay un grupo que se llama » Culpo a Disney de mis altas expectativas en cuanto a los hombres» el horror está en que tiene 348.315 fans, todas latinoamericanas, todas dentro de un rango de edad en el que quepo perfectamente. Siempre fui fanática de las películas de Disney y de los cuentos de hadas, pero me identificaba con la parte del conflicto, el nudo de la historia, el final para mí siempre fue ficción – ¿Tendrá algo que ver con que mis papás se separaron cuando tenía 6 años? -… Menos mal nunca me identifiqué con el final de las historias de Disney, porque si así fuera, estaría de cabeza en ese grupo; donde los comentarios de sus tristes miembros no se bajan de decir que todos los hombres son unos sapos de la peor calaña.

Como no encajo en ese amplio grupo de mujeres que escogen a su pareja basándose en el estereotipo Disney, mis formas de quejarme por una decepción amorosa no abarcan la posibilidad de tener un grupo de apoyo en una red social virtual. Yo en cambio prefiero llenarme de actividades reales, decirle que sí a cualquier plan, así sea improvisado.

Así fue como resultamos Pata y yo en un bosque al lado del Sisga tomando fotos el domingo. Empezamos con la simple idea de vernos y hacer algo; pero mis planes con Pata siempre resultan ligeramente diferentes a lo que se habló en principio. Yo sólo atiné a decirle que quería hacer algo diferente, como disfrazarnos o algo así (Pata siempre me acolita las disfrazadas, porque ella tiene una fijación peor que la mia). Así que me invitó a su finca a que tomáramos fotos, me mandó un mail con las referencias y yo como buena productora me puse en la tarea de conseguir todo lo necesario para lo que queríamos hacer. No les voy a decir cuál era el tema pero terminé consiguiendo un vestuario antiguo, una máquina de coser Singer de principios de siglo XX, una sombrilla victoriana y una actitud melancólica y romántica que nos caía como anillo al dedo a las dos.

Ahora imagínense a una mujer de 50 kilos, otra de 1.50m de altura alzando una máquina de coser de 100 kilos para meterla al baúl de un sedan. Una imagen muy simbólica, porque creo que ese es el peso exacto que Pata y yo cargamos emocionalmente por estos días, lo bueno es que para las dos cargas nos ayudamos.

Así que nos encaminamos a esta finca increíble al lado de una represa, con bosques majestuosos que son dignos de una locación para alguna película basada en un libro de Jane Austen, no sin antes conseguirnos a un asistente de producción por el camino: El pobre asistente cojo recién salido de una fractura en el tobillo resultó ser el mejor de todos, y nosotras las más inconcientes poniéndolo a cargar la máquina de coser por una cuesta empinada y a estar horas parado con los brazos arriba sosteniendo un filtro.

Una de las fotos terminó siendo la catarsis y el resumen que los tres necesitábamos. Yo, con un vestido de los 70’s, descalza escalando una cerca de madera que no estaba lijada, con un velo improvisado en la cabeza, con el neceser de una de nuestras abuelas en una mano del que salía un rollo de papel higiénico que decía: «Me cago en tu amor». Para lograr esta foto estuve aproximadamente 15 minutos haciendo equilibrio en la cerca apoyándome sólo en un pie. Cuando Pata tenía la luz que quería, a un maldito bicho se le dio por picarme en el brazo, yo sólo lo soplaba pero el bicho estaba encarnizado y me tocó darle un pastorejo que terminó mandándonos al piso a los dos.

La idea de la foto era mostrar a una novia un poco bizarra huyendo de alguien en cuyo amor se cagaba -inspiración de nuestro cojo y eficiente asistente- , pero cuando Pata logró la foto que quería y yo iba bajando la cuesta para cambiar vestuario y locación, resulté cayéndome aparatosamente -como es mi estilo- y aterrizando señoras y señores en un bollo gigante que parecía ser de un percherón!

La risa colectiva no se hizo esperar, yo ni siquiera me había pegado, el pasto alto y el coloso estiercol camuflado amortiguaron el golpe. ¿Acaso había una coincidencia más cercana a lo que queríamos lograr con la foto? No, sólo que en este caso no era «me cago en tu amor» sino «me revuelco en la mierda». Nos caló tanto que decidimos hacer una serie de fotos haciendo la caída, yo soy pésima actriz, pero la cuesta era tan empinada que cada caída resultó ser real, y como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, en cada nueva caída yo resultaba aterrizando en una nueva plasta de mierda.

Esta foto fue catártica porque concluí que cada desamor nos lleva: 1. A ser atacados por un chupasangre sin compasión(Esos que te caen cuando estás en una posición vulnerable y que son difíciles de espantar). 2. A terminar con morados y astillas enterradas y 3. A revolcarnos en la mierda una y otra vez. Todo suena muy dramático pero la experiencia puede ser reveladora, nos hace conocernos cada vez más y a hacernos reir como nunca, dejando como resultado una imagen mental que sólo recolecta lo bueno de una relación. Y eso es con lo que yo decido quedarme.

Por eso les digo a las 348.315 mujeres que le echan la culpa a Disney de sus desgracias que si no quieren que las traten como mujeres sumisas y víctimas de sus propios problemas que dejen de buscar al tal príncipe, que al final las va a dejar aún más emproblemadas. Y las invito a ellas y al resto de hombres y mujeres que se están dando palo por estar solos, que se arriesguen a amar infinitamente y sin condiciones, apartando el miedo a resultar heridos. Porque a veces revolcarse en la mierda por alguien a quien amamos nos deja amándonos cada vez más a nosotros mismos.

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Si quiere ver las fotos tomadas por María Patricia Delgado entre a: http://www.flickr.com/photos/71923916@N00/

Gracias a Nico, nuestro cojo asistente.

Acerca de Camila Robayo Durán

Me dio la gana de escribir un blog.....Vamos a ver hasta dónde me lleva la gana....O si sale medio lagaña. Si se divierte con la desgra
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2 respuestas a En esta historia fue el príncipe quien dejó a la damisela emproblemada…

  1. Cinefílico dijo:

    Hey que buen paseo temático, felicitaciones por tus métodos de exorcismo.

    «El arte es el dominio del dolor por la belleza»
    Edgar Degas.

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